jueves, 28 de febrero de 2013

París-Budapest-Viena



 Dijon - París

     La segunda quincena de febrero ha sido bastante entretenida, no he parado ni un día. Al principio de la quincena vinieron mis padres, fue un no parar. Visitamos todo lo visitable de Dijon casi hasta hacer sangrar los pies, aunque hay que decir que usamos bastante el tranvía y el autobús. El sábado fuimos a París, como no, París. La capital de Francia, con su torre Eiffel, les Champs-Elissés y todas esa gente estresada que corre de un lado para otro chocándose contigo y mirándote mal por interponerte en su camino. En definitiva, una capital muy hermosa por un lado, y demasiado basta por otro. Cumplí mi misión de hacer que la visita de mis padres valiera la pena, no tan solo por verme, sino también por visitar muchos lugares emblemáticos que siempre han querido conocer. Fueron unos días de almuerzos de super, pizza, café de Subway o McDonalds,...Aunque un día comimos de restaurante los demás días no puedes desprestigiarse, comimos bien, a nuestra manera.




Budapest - Viena





   Inmediatamente después de la visita de mis padres venía otro viaje. Este viaje comenzaba el mismo día de su partida. Ellos se fueron un Martes de madrugada y yo cogí el tren hacia París -- sí, París, comunica cualquier rincón con el resto del mundo -- ese mismo día por la tarde. Después de horas de viaje mezclando trenes, tranvías, metros, autobuses y avión las cuatro dijonesas llegamos a Budapest, cogimos un taxi y, por fin, llegamos al hotel. Para matizar un poco el tema "taxi" sólo diré que, bueno, fue la novata del viaje, nos cobró más de la cuenta, pero, claro, ¿qué íbamos a saber nosotras? Otro matiz, esta vez sobre el hotel, teníamos reservada una suit privada con cuatro camas y cuarto de baño, cuando llegamos nos encontramos una habitación con un altillo en el que había dos colchones, una litera, un colchón tirado en el suelo, una televisión cuya función no llegamos a adivinar y, por último, un cuarto de baño en el que no podías ducharte, lavarte los dientes y orinar ya que la bañera se inundaba con riesgo que inundar la habitación entera, el lavabo se inundaba y hacía que el desagüe se llenara de agua y rebosara, y el váter tenía una fuga en una cañería por dónde salía la orina. También he de decir que nos arriesgamos y lo usamos, excepto la bañera que conllevaba un riesgo demasiado alto. Para finalizar con el tema del hotel diré que por lo menos no pagamos gran cantidad por él, el precio de las cinco noches por persona no llegaba a 45€. Una vez asentadas salimos a buscar urgentemente un lugar dónde comer bien. Cuando comimos comenzamos la visita a Budapest. Recorrimos todos los lugares que pudimos, echamos mil fotos y comimos cuanto quisimos.




     Decidimos que podríamos ir el último día a Viena, ya que los días anteriores los habíamos tenido ocupados con visitas, etc. Compramos los billetes y cogimos los horarios de salida. ¿Cuál fue el problema? que no nos despertamos...nos despertamos tarde y cogimos un tren que tan solo nos daba de margen entre la llegada de este a Viena y la salida del siguiente dos horas para visitar la ciudad. Salimos corriendo y nos dispusimos a ver todo lo posible, sin embargo, nos dimos cuenta de que era imposible, llevábamos 20 minutos andando y tan sólo habíamos recorrido media avenida. Llegamos al final de la avenida y vimos algunos museos que había por la zona, pero poco más. Lo bonito del viaje fue que ironizábamos continuamente con nuestra visita a Viena: <<por lo menos podremos decir que hemos estado aquí>>, <<sí, dos horas>>. Viena esta toda cubierta por más de cuarenta centímetros de nieve. Los coches parecían iglus, grandes trozos de nieve se desprendían de los tejados haciendo peligrosa la visita de la ciudad. A cada instante se caía un trozo enorme delante nuestra, suspirábamos porque no nos hubiera caído encima. Y, por último, y lo más exquisito del viaje: noodles en un chino. Los compramos justo tres minutos antes de que el tren saliera para comerlos durante el viaje. Corrimos hacia el tren y, por suerte, no lo perdimos. Lo único malo del viaje fue la sed. Se acabó el agua y los noodles picaban mucho. Pensamos en lo mal que lo pasaríamos hasta que pudiéramos beber agua potable y decidimos que las cuatro beberíamos del grifo del tren, agua potable, pero no muy recomendada debido a su alto sabor a...no sabría como describirlo, prefiero no hacerlo ya que al menos nos quitó la sed. Eso no fue suficiente así que al llegar a Budapest arrasamos con todas las botellas que la gente se había dejado en sus asientos al bajar del tren y bebimos un poco de agua potable, pura agua.
     Fue un viaje con una gran carga de todo, alegría, enfados, tristeza, llanto, risas, carcajadas, buen humor, mal humor, sinceridad, y un largo etcétera.






Día de Andalucía

Hoy es un buen día para utilizar la palabra morriña. Hoy es un buen día para echar menos. Hacer un recorrido por tus <<amigos>> de facebook ayuda a que aparezca la morriña. Encuentras gente de la que te habías olvidado, pero que se hicieron hueco en tu corazón. También puedes encontrar otros tipos de gente: gente que agregas por compromiso, unos que no conoces, otros cuyo nombre no recuerdas,... Hoy es un buen día para eliminar a esas personas que no forman parte de tu vida y nunca lo formaron.

Sencillamente, hoy es el día de la morriña. Es el día de Andalucía. 28 de Febrero. Desde casa puede resultar otro 28 de Febrero más, un día que celebrar al que nos hemos acostumbrado. Sin embargo, cuando estás lejos te das cuenta de lo importante que es en realidad. En el día de Andalucía no se celebra simplemente el día de una Comunidad Autónoma, se celebra la unión entre sus ciudades, sus pueblos y sus habitantes. Durante este día se olvidan diferencias, nos unimos, disfrutamos,...